Gibraltar

Una operación hispano-gibraltareña desarticula una organización de trata de inmigrantes marroquíes

Los agentes han detenido a tres personas en Gibraltar, y a otras 44 en diferentes provincias españolas.
La organización cobraba a cada persona entre 7.000 y 8.000 euros para pasarlo de manera ilegal de Gibraltar a España, y se han detectado más de 130 ciudadanos de Marruecos víctimas de la trata en España

Una operación conjunta de la Policía Nacional con la Royal Gibraltar Police, bautizada con el nombre de Iceberg, ha acabado con la detención de 47 personas por su presunta pertenencia a organización criminal y tráfico de personas entre Gibraltar, España y varios países europeos. Se han detectado más de 130 nacionales marroquíes víctimas de la trata en España. La organización cobraba a cada inmigrante de Marruecos entre 7.000 y 8.000 euros, lo que le permitió obtener un beneficio económico de más de un millón de euros. Se ha detenido a tres miembros de la organización en Gibraltar tras la ejecución de las correspondientes Órdenes de Detención y Entrega, y a otros 44 integrantes en diferentes provincias españolas, todos por presunta pertenencia a organización criminal y tráfico de personas.

El impacto de la actividad ilícita ha afectado a 18 provincias españolas y a cinco países europeos, por lo que en el operativo han participado 200 policías nacionales junto a policías de Gibraltar, todos ellos coordinados por Europol. La investigación ha finalizado con dos entradas y registro en domicilio, una en La Línea de la Concepción y otra en Gibraltar en la que se contaba con una Orden Europea de Investigación. Se ha intervenido 19.000 euros en efectivo, 12 smartphones, cinco turismos y diversa documentación.

La investigación dio comienzo en noviembre de 2018, cuando la Royal Gibraltar Police detectó un aumento significativo de marroquíes procedentes de Tánger que llegaban a Gibraltar con visado de estancia para Reino Unido. Este visado no permite la entrada en ningún país del espacio Schengen, por lo que no podían entrar a España legalmente.

La organización criminal contaba con dos ramificaciones, una en Marruecos y otra en la comarca de Campo de Gibraltar (concretamente en Gibraltar y en La Línea de la Concepción). En Marruecos captaban y planificaban los viajes de los migrantes. Para ello preparaban un expediente completo con documentación falsa que mostraban a las autoridades británicas en el que reunían los requisitos necesarios para conseguir el visado. Una vez obtenido el visado, la organización compraba un billete de avión al traficado, le proporcionaba reserva de hotel en Gibraltar y le indicaba los pasos a seguir y con quién contactar.

Siempre en horas nocturnas

Desde Gibraltar, ayudaban al traficado a cruzar la frontera clandestinamente. Para ello contaban con vehículos todoterreno pertenecientes a la organización con matrícula gibraltareña y lunas traseras tintadas, donde los escondían y trasladaban hasta La Línea de la Concepción, en España, siempre en horas nocturnas para dificultar la visibilidad.

En ocasiones, los inmigrantes eran alojados en hostales de Gibraltar antes de efectuar el cruce clandestino del control policial. Efectuado el cruce de la frontera, eran alojados en el domicilio de uno de los cabecillas de la organización o en hostales de La Línea de la Concepción. Al día siguiente, le compraban un billete de autobús con destino a otra provincia española u otro país europeo. Por el traslado cobraban entre 500 y 700 euros a los traficados.

Además, la organización contaba con un gran número de colaboradores, como conductores, taxistas y personal para gestionar los billetes de viaje. Por ello cobraban entre 100 y 200 euros a los migrantes.

Tras la investigación, los agentes han podido constatar que el beneficio obtenido por la organización asentada en Marruecos supera el millón de euros, mientras que la ramificación del Campo de Gibraltar obtendría unos beneficios estimados de 79.800 euros.

La compleja organización criminal muestra su grado de especialización y profesionalidad. Los agentes pudieron comprobar cómo sus miembros empleaban diversas medidas de seguridad para intentar dificultar seguimientos policiales, así como la flexibilidad para adaptarse a imprevistos que tenía la banda. Cuando se producía una detención de sus integrantes eran sustituidos rápidamente por otros miembros para continuar con sus propósitos.